jueves, 26 de abril de 2012

Aire de locura en Proa


En el museo más trascendental de La Boca está instalada una muestra que supera las perspectivas del público conocedor y del pobre espectador que saldrá desconcertado por no entender nada de lo que está presenciando y deberá conformarse con decir “es arte contemporáneo”.

Las obras que se exponen fueron seleccionadas de la 11º Bienal de Lyon. Son creaciones de múltiples artistas contemporáneos que, para mí, tienen como finalidad hacer reflexionar demasiado al espectador, marearlo y hacerlo querer huir del recinto (aunque gran parte del arte contemporáneo no se piensa mucho, ES y punto). Hay algunas obras que “atraen más que otras”, por no decir que muchas de ellas espantan.

Me gustaría referirme a dos instalaciones específicas de esta exposición tan “importante”: la primera es La Bruja (del famosísimo artista Cildo Meireles) que conforma 3.000 km de hilo esparcido por todo el espacio expositivo, de arriba a abajo, donde hay que tener cuidado al caminar, porque te enganchas con un mísero de ese telar y te tropezarás con alto riesgo de caer (aquí sí, “un tropezón será caída”). La segunda es Payaso (de Laura Lima) que es una “instalación humana”, porque es una persona travestida de payaso muy feo, con máscara de criminal, más terrorífico que los de la película It. Aunque decir que es un humano ya no es sorpresa, pero estar allí delante de él o ella causa bastante temor, una sensación mucho más inquietante que estar en frente de aquellos que están instalados disfrazados temáticamente en las plazas esperando que alguien les de dinero para moverse. Pues éste no se mueve y, por ahora, no mató a nadie del susto (o sí). Todo payaso causa una doble sensación, tanto de diversión como de miedo a la vez, pero éste es lo segundo, seguro.

¿Qué significan estas obras? Por un lado, está La bruja que juega con la ambigüedad del objeto en sí, dónde está el principio y dónde está el fin y, por el otro, está el Payaso que es una ironía sobre su función como tal y sobre el arte en sí mismo. 

Pues vayan, si pueden, a regodearse de este mejunje simbólicamente “contemporáneo”. La diversidad está buena.

Futurismo en la puerta de la esquina


En un futuro no muy lejano mudarse será más fácil, y no tan pesado. Sólo transportaremos la PC y el e-book. El primero comprenderá la TV, las películas y la música, mientras que el segundo tendrá la colección de libros que uno alguna vez tuvo.

A los chicos ya los educan con esa simplicidad, “todo en uno” y todo “touch”. Los libros, las películas y los CDs que alguna vez adquirimos en algún sitio y en algún momento específico de nuestras vidas serán objetos molestos y una gran carga que, sin embargo, muchos de nosotros hará sentir nostálgico. Todo será más fácil y más cómodo, pero ¿seremos felices y mejores seres humanos?

Por ejemplo, las salas de espera se equiparán con artefactos fríos que los mayores casi no sabrán usar y dirán: “eran más prácticas las revistas”.

El pasado es esa espinilla molesta que nos atosigará por un tiempo, mientras la generación “lápiz y papel” siga viviendo en un futuro que ya será el presente.

¿Cómo será aquel objeto que sustituya la consola de videos juegos? ¿Cómo serán las “ferias del libro” cuando ya no exista el soporte “libro”? ¿De qué modo los escritores presentarán sus escritos? Quizás es fácil de imaginar… Por ahora, la cámara de fotos se viene salvando como objeto con funcionalidad única, aunque ya está instalada en otros dispositivos también, nadie querrá dejar de tener una.

Por estos días la melancolía surge por cosas que ya empiezan a acechar. No más lectoras de CDs ni DVDs, y muchos de nosotros quedará con una colección de discos de música y películas sin poder ver, porque no existirán los minicomponentes ni las computadoras con esa ranura que alguna vez nos hizo tan felices. ¡Qué horror cuando se rompa la lectora y no haya repuesto!, porque no se harán más. Todos nos volveremos piratas por un tiempo, hasta que alguien “regularice” las bajadas de música y películas.

El I.Pad que ya concentra casi todo ¿será el objeto “representante” de la “nube” de Steve Jobs?

Los bolsillos de los pantalones…


...deben ser amplios, porque ahora los celulares vienen grandes. Estos fluctuaron de tamaños a lo largo de los años, pero finalmente prevalecieron en un tamaño donde en un bolsillo de jean normal no caben bien. 

¡Arriba las manos! ¡$8* el servicio de mesa!


¡Extra, extra! ¡El servicio de mesa está en proa* a punto de irse al carajo!

En estos días, el servicio de mesa parece estar al pie del cañón. Quizás un porcentaje mayor de la población, sigue sin entender qué es el servicio de mesa. ¿La propina del mozo por adelantado? ¿El lavado de servilletas y manteles (aun cuando, en algunos sitios, son de papel)? ¿La propina del bachero? ¿La propina de todos los trabajadores del lugar? ¿Un extra para el alquiler o las expensas del local? ¿Qué es el servicio de mesa que muchas veces nos hace quedar con la comida atragantada? ¿No les da vergüenza cobrar ese “impuesto”? Pareciera ser como los kioskos cuando, ilegalmente, cobran un peso demás por cargar el celular o la Sube.
Muchas veces siento que me están robando, y quizás es falta de información. De por sí, ya no es negocio salir a comer, ni siquiera al lugar que solía ser “el más barato de todos”. Ahora hay que tener cuidado donde te sentas, porque el servicio de mesa va a estar, en cualquier momento, igual o más caro que la gaseosa. ¿Se debe dejar propina o no?

*Eso es lo que se cobra en el museo de La Boca. En La Casa del Queso, por ejemplo, está $10. Lamentable…
¿Se debe a que se creen lugares “top”?

martes, 17 de abril de 2012

2 situaciones que no parecen ser lo que parecen

Este fin de semana tuve dos salidas interesantes. Una fue un favor y la otra fue por decisión propia. La primera constaba en acompañar a mi hermana al show de Ricardo Arjona y la segunda fue ir a ver una obra de teatro, Casi normales.

Muchos días antes de ir a ver a R. Arjona, escuché masivamente el desagrado que siente la gente hacia su música, y creo también hacia su persona. Yo me pregunto, si a un montón de gente no le “cae bien” este hombre, ¿por qué llena 4 Vélez? ¿Por qué en su momento llenó veintitantos Luna Park? ¿Por qué es lo que es en América?
Creo que decir que “a nadie” le gusta Arjona es generalizar una mentira. En el espectáculo estaba lleno de mujeres alocadas, pero también llenos de hombres que “acompañaban a sus parejas” ¿Realmente si a un hombre no le gustara, va a ver al amor platónico de su mujer? Me parece que Arjona está “sobreestimado”. Si les damos un par de canciones para analizar a aquellas personas que no les gusta Arjona, yo aseguraría que revertirían sus opiniones. Hay algunas que llegan más que otras, por supuesto, pero hay unas tan específicas que valen la pena rescatar. ¿Algunos se refieren a cómo canta Arjona? El tipo no necesita ser un “buen afinado” para cantar sus canciones, sin embargo, Alejandro Sanz que en su momento de mayor lucidez supo escribir unas canciones preciosas, sí le hubiese hecho falta una buena entonación, y nadie dijo nada sobre el español. Yo, como crítica y observadora, les recomiendo escuchar bien y pausadamente canciones como: Señora de las cuatro décadas, Amor de tele, Te conozco, Realmente no estoy tan solo; Tu reputación, Ella y él, Se nos muere el amor, Aun te amo, Duerme, Te acuerdas de mí, Me enseñaste; Olvidarte, Desnuda, Con una estrella, Tarde; Acompáñame a estar solo; Cómo duele, El amor, Fuiste tú.

Arjona no pierde el estilo, porque no pierde la temática: principalmente, las mujeres, luego, el amor y el desamor, y algunas bien claras de tranquila protesta. Arjona tiene una retórica única y es lo que lo hacer ser lo que es. Arjona puede ser repetitivo y demasiado sincero con ciertas cuestiones, pero sabe cómo pasar desapercibido sin caer en lo mismo.

Respecto al show, es bien teatral, con varias escenografías y los músicos de todas las partes de América que lo acompañan son grandes en lo que hacen. Lástima que llovió justo en el momento del recital, después de que se anunciaba lluvia para toda la semana, lo cual esa es otra cuestión. Es agarrármela nuevamente con los del servicio meteorológico que evidentemente saben menos que más.
Pero ¡ojo! quien reniega de R. Arjona, ¡tenga cuidado!, nunca sabe cuándo se identificará con alguna canción.

En relación al segundo suceso, Casi normales, pasó lo siguiente. Teatro Liceo, 8pm, obra musical, un clásico del ambiente teatral, ganadora del Premio Pulitzer y tres Premios Tony (dicen ¡La obra que transformó Broadway!). Con el título sucedió que me imaginaba que sería divertida como el drama Toc-Toc, pero es la contracara de lo divertido en un drama, es más para llorar que otra cosa. Es una obra fuerte, donde el espectador sensible flaqueará, más si se siente identificado con algún personaje o la situación en sí. Es sobre una familia que aparenta ser feliz y normal, pero es todo lo contrario porque “nada es lo que parece”. La escenografía es bien simbólica, por ende, está bien ideada; la música y los intérpretes fantásticos en sus roles, lástima que la obra se torna un poco larga y densa. Pero insisto con la trama que es sorprendente, literalmente.

Pero como me pasó con la lluvia en Arjona, que impidió que sea un momento más ameno, en el teatro se encontraba una persona que si bien “pagó” una parte de su error, yo me sentí con vergüenza y culpa a nivel sociedad. ¿Qué habrá pensando cuando esa voz indicadora que, previo al comienzo de un espectáculo, anuncia sobre las salidas de emergencia, las normas de seguridad y todo ese discurso de prevención para los presentes? No voy a nombrarlo, para no arruinar esta larga nota.

Lo que es el ser humano…

viernes, 13 de abril de 2012

Duda…

¿Cuál será aquella generación que empiece a decir que “no vio Esperando la carroza”? Esa “no identificación”, ¿está pronta o está lejana?

La letra perdida

¿Qué pasará cuando a los niños no les enseñen a escribir más de la manera que fuimos instruidos nosotros? En un futuro una parte de la población apretará teclas y botones, y el resto de la gente “mayor” recordará cómo era escribir, seguramente, con melancolía. La escritura que tanta historia tiene será obsoleta y estará fuera de moda, porque la tecnología también acabará con ella, con algo tan simple y tan maravilloso. No sabrán lo que es el verdadero estilo, la diferencia exacta y precisa entre la cursiva y la imprenta, la mayúscula y la minúscula. Escribir ya no será lo mismo. Pero, ¿cómo será la firma de cada uno? ¿Quién y cómo dictará que alguien escribió tal cosa si la grafología será algo del pasado? Ya no se necesitarán más hojas ni lapiceras, porque todo lo que necesitemos recordar, lo hará otro dispositivo más “sencillo”, más rápido, más “frío”, quizás.
Tantas cosas irán desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos que ni el ser humano se salvará y éste, probablemente, se volverá un ser más extraño y desafiante.