viernes, 23 de agosto de 2013

Salida cultural…

LA SALIDA dominical era ir temprano al MALBA para ver la muestra de la lunática (por los lunares, no porque viva en un neuropsiquiátrico) Yayoi Kusama, pero sigue siendo imposible acceder, ya que la fila da vuelta la esquina, incluso con el museo aun cerrado. Increíble el fanatismo artístico de la gente, por estos tiempos. Por lo tanto, así como vimos el panorama que nos esperaba, nos marchamos derechito por la misma avenida hasta llegar a otra gran institución del arte, el Museo Nacional de Bellas Artes. Afuera había un cartel enorme anunciando “la obra adquirida por el gobierno nacional”, la cual me dirigí a ver, pero nunca la encontré y terminé presenciando dos muestras que se exponen allí. En la gran sala restaurada para los temporarios estaba COLLIVADINO: BUENOS AIRES EN CONSTRUCCION. Pio Collivadino (1869-1945) fue un pintor pos impresionista argentino que reflejó, por un lado, el nacimiento de la ciudad como gran metrópoli con sus altos edificios y, por el otro, los barrios marginados, la fábrica y los trabajadores, La Boca y El Riachuelo con sus barquitos en las orillas. Grandes pinturas donde vemos las pinceladas modernas, gracias a su formación académica en Italia y la adquisición técnica de la novedad del momento. En el segundo piso, donde llegas extenuado porque se accede subiendo unas interminables escaleras, se suelen exhibir fotografías, pero en esta ocasión se estaba exponiendo REVOLUCIONARIOS (de Ariel Mlynarzewicz), cuadros enormes plagados de mal gastados óleos a propósito gracias a las “anchas pinceladas” que se detallan más que la temática en sí por un motivo de “rebeldía simbólica”. La idea del artista para retratar las figuras de los “revolucionarios de América”, Don José de San Martín, Mariano Moreno, Simón Bolívar, Juana Azurduy, Juan José Castelli, Manuel Dorrego, Miguel Martín de Güemes, Manuela Sáenz, Bernardo de Monteagudo y Manuel Belgrano, resulta original, ya que debe crear los retratos con una delicadeza extrema para lograr que la mezcla de colores que usa convivan entre sí de manera “armoniosa” y de esa forma encontrar a los próceres y las damas con mucha imaginación, previa vista a las figuritas de Billiken o alguna que otra fotografía de las pinturas que vemos desde la infancia. Me llamó la atención que en la mayoría de las pinturas la gama de colores usada y la textura empleada eran impresionantes, excepto por Madre de América, la más oscura y a la vez más simple de todas, donde representa a Juana Azurduy. ¿No le agrada mucho el personaje o es sólo una cuestión figurativa que habría que analizar? Se me ocurre que si fuera vista por la presidenta le pediría que le agregue más luz.

Reivindicando a Melendi

Lo mismo me ocurrió este año en poco tiempo. Empecé a escuchar a El cuarteto de nos y a Melendi después de que hicieron sus respectivos conciertos en Capital.
Del primero ya me expresé unas entradas atrás, pero del segundo tengo que decir que, si bien lo conozco desde que salió hace diez años aproximadamente, es ahora que me gusta escucharlo. El bichito de la curiosidad apareció un día y no fue en vano. La intuición puede sorprendernos más de lo que creemos. Es por eso que ahora disfruto de escuchar a este asturiano que en su momento “visiblemente más fumón y rastafari” parecía más del sur de España, por su estilo antes más rumbero, parecido al de Estopa en sus sonidos, y que fue dejando de lado para ser más rockero/popero (escucharlo nos remite, inevitablemente, a un mix arjonero y sabinero en la voz y en las letras).
Ahora sí Melendi nos compró. Ramón tiene dos voces y dos estilos que se alternan según el momento inspirador del artista, ambos dignos de apreciar.
Por suerte, existe Youtube y las ganas del músico por hacer tantos videos musicales. Tu jardín con enanitos te compra al instante. 

domingo, 11 de agosto de 2013

La parecida diversidad y el voto obligatorio

La cantidad de boletas en el los cuartos oscuros demuestra la disparidad de ideas y la dificultad de encontrar una ideología en común que nos represente a todos. Somos unos disconformes que no nos ponemos de acuerdo, además de que todos quieren ser máximos representantes de las opiniones y los actos. Así estamos. Así somos. Así seremos. Acá no hay azul y rojo, o blanco y negro, acá hay una diversidad de colores pálidos que no convencen a nadie.
Mientras el voto sea obligatorio, nos seguirán engañando, robando y habiendo corrupción. Cuando el voto sea una elección, sabrán representarnos mejor, como se debe, de esa forma, trataran de ganarse al posible votante para que vayan a votarlos. Mientras tanto, la obligación y la mala representación siguen al frente. Mientras tanto, ejercemos obligados el acto de ir a votar cada vez que haya que hacerlo, creyendo que perdemos parte de nuestro tiempo. Si hubiesen propuestas, buena predisposición, cero corrupción y más justicia, seríamos mejor como sociedad e iríamos a votar de buena gana a quien realmente creemos que nos representa. ¿Utopía?
Es increíble que te multen “por no cumplir con la obligación cívica”. Si el voto no fuese obligatorio, los políticos tendrían que trabajar duro para ganárselo. De esta manera tendríamos buenos gobernantes y una mejor democracia. ¿Hasta cuando?