domingo, 26 de octubre de 2014

China, ¿cómo olvidarla?

Regalar un libro puede ser un muy buen presente si conoces los gustos del agasajado. He leído un libro que regalé y me encantó. Es sobre China Zorrilla que nos ha dejado hace poco tiempo. Amada por todo el mundo, esta biografía que no dice serlo precisamente, sino que se presenta como un anecdotario de historias que China nunca contó, es un encantador libro sobre una persona encantadora que se lee en una tarde, porque es corto y preciso. Vida, estamos en paz, de Diego Fischer es recomendable para comprar, para regalar, para tener en la biblioteca, para releer, para contar, para querer. Mientras lo leía a la vera del viento en un sitio silencioso, comprendía que era la lectura perfecta, porque la redacción y la historia lograron atraparme al primer instante.
Como dice el autor, para conocer a China hay que conocer a su familia, de donde venía, por lo tanto, nos emprende en un viaje hacia los Zorrilla San Martin, abuelo poeta, padre escultor, ambos renombrados artistas del Uruguay que junto a China forman parte del Olimpo del arte charrúa. Mientras leía, me acordaba de mi querido Cien años de soledad. No por cómo estaba escrito precisamente, sino por las historias que relata el autor para introducirnos en ese mundo familiar: siglo XIX y los principios de Punta Carretas donde su abuelo fue uno de los primeros habitantes habiéndole comprado tierras a Francisco Piria (ya sabrán mi amor por Piriapolis) para construir una enorme casona para que viviera toda la familia para siempre (los Buendía resonaban en mi cabeza), también nos cuenta un poco sobre su viudez y sus muchos hijos y por supuesto su trabajo más reconocido poéticamente, Tabaré. Luego, el casamiento y los logros de su hijo el escultor y el nacimiento de sus cinco hijas (gente que va apareciendo, como en la novela de Gabo). Pero en este caso hay una sola protagonista, que es China Zorrilla, una gran actriz dramática y tremenda comediante que no le importó el qué dirán para ser lo que fue. No solo actuaba en cine, teatro y tv (también tenía apariciones radiales como comentarista), sino que dirigía, escribía y traducía obras, China lo hacía todo, y fue aclamada en todo el mundo. Pero China no solo era una gran artista, era una gran persona, y sobre todo humilde de corazón. A China no la querían solamente por su gran trabajo y dedicación a su arte, era una mujer querible y adorada por su sencillez, por su alegría, por ser buena persona, buena amiga, por ser naturalmente ella. China es de esas personas que no queres que se vaya nunca, como sucedió con Carlos Paéz Vilaró (los uruguayos tienen algo…)

Compren el libro, conózcanla más, quiéranla siempre, porque siempre nos quedará China. ¡¿Qué duda cabe?!

domingo, 12 de octubre de 2014

Mi punto de vista escuálido y conciso sobre How i met your mother y Dexter

A partir de una buena idea puede surgir algo grandioso con un final estupendo. Pero, si te basas en las últimas dos series que decidí ver un día de este año concluimos que a los guionistas de How i met your mother y Dexter se les acabaron las ideas justo, pero justo, en sus respectivos últimos capítulos. La primera está basada en la vida diaria de 5 amigos que viven en New York ¿les suena conocido? A mí también. Pero a diferencia de Friends que tuvo 10 temporadas, su final fue nostálgico y aceptable, y no escuché a nadie quejarse al respecto. De hecho, varios lunáticos quieren o nos hacen creer que quieren que vuelvan a ser amigos. Mientras que HIMYM tiene 9 temporadas, donde el último capitulo, literalmente, lo detestas. Tal fue el punto de rabia de todos los espectadores que, según dicen por ahí, están preparando un final alternativo. ¿Tanto les costó pensarlo antes? Del lado de enfrente de la simpática sitcom, es decir, del disfrute de la vida cotidiana, pasamos hacia el lado del mortífero Dexter. Quizás, si lo hubiesen hecho más desequilibrado de lo que lo hicieron les hubiese salido otra serie y quizás un buen final. Pero este es aun más decepcionante que el de HIMYM, porque además de destruir la naturaleza del personaje (y acabar con otro que no contaré) que nos hicieron creer, se dieron el lujo de dejar cierto final abierto para reivindicarlo más adelante, cuando se les dé la gana. Por lo tanto, si quieren miren HIMYM para reírse, pero no vean las 8 temporadas de Dexter para llorar de desilusión. Ya saben, encontrarán dos finales patéticos.

domingo, 5 de octubre de 2014

El misterio de la cuchara

Revolvía mi café con leche luego de ponerle azúcar y la sensación entre mis dedos era distinta. Miré atentamente y comparé exclamando “sabía que esta cuchara no pertenecía a este sitio”. Pero qué sorpresa. Una cucharita pequeñita que no sabes de donde salió, nadie la trajo, nadie la reconoce, nadie la quiere, pero qué más da. ¿Recuerdas aquella vez que desapareció un cuchillo y un tenedor? Lo recuerdo perfectamente, lo que no recuerdo fue precisamente el momento en que seguramente los tiré a la basura, luego de cenar, junto con las sobras. ¿A dónde habrán ido a parar? Pero es más probable que los utensilios de cocina desaparezcan, no que aparezcan de la nada como la extraña cucharilla. Quizás Dora la exploradora tiene una mejor explicación.

Vaya día…

Feo. Porque me levanté, abrí la persiana y estaba negro, es decir, nublado, lluvioso y fresco para campera rompevientos (recuerdos de ese verano en Santa Teresita, mi campera azul y roja, por supuesto). Tuve la misma sensación de cuando estas de vacaciones en algún lugar costero, y contemplando desde la ventana del cuarto del hotel pensas “vaya mierda, joder, hoy no habrá playa”. ¿Qué hacemos? Ahora truena copiosamente, caen piedras, no hay paraguas que resista. Está servido para paella.