Si ya sabes que vas a ver una
película basada en una historia real sobre una familia que sobrevive a un tsunami
devastador, tenes que saber que si la hacen bien, no la vas a pasar de lo más
lindo en el cine. Y eso fue lo que me pasó. Desde que empieza hasta que termina
este film estás tenso, inquieto y pasmado. Si nada de eso te pasa por el
cuerpo, pues levántate de la butaca y vete. La primera vez que me pasó algo similar
en el cine -no fue hace mucho- fue con
la cruenta La carretera. Salí
temblando de la sala, porque es tan atemporal que te lo crees demasiado.
Aunque parezca una súper producción yankee, la película es española, está
dirigida por Juan Antonio Bayona (dirigió El
orfanato, si no la viste y te gusta el suspenso, los españoles son buenos
para eso), la historia real está basada en una familia ibérica y parte del
rodaje fue en Alicante (en los estudios de Ciudad de la
Luz, donde se recreó la catástrofe).
Probablemente, en una pantalla chica
(tipo TV o PC) sin home theater no se
aprecie tanto como en el cine. Los efectos visuales son realmente estupendos y
las actuaciones (Ewan McGregor, Naomi Watts y la de los niños también) están
muy bien. Pero no toda película es perfecta y algo de “inverosímil” tiene...
Pero como la realización y el impacto sensitivo que posee le ganan a eso que es
“poco creíble”, no está mal ir a verla.
Si no fuese tan buena, no tendría
record de espectadores ni nominaciones de premios a su alrededor…
Es seguro que no te va a aburrir y
si sos impaciente, vas a querer que termine rápido para parar con ese
sufrimiento, y con final feliz, claro.
Lo extraño fue a la salida del cine
que hubo cero comentarios, la gente salió callada, pero no sé si fue porque no
le gustó o porque, simplemente, estaba impactada.
A veces la realidad supera la ficción y creo que este es el caso mejor representado para poner a prueba dicha frase.
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