¿No es rara la
sensación cuando pones tu nombre en el colorido buscador y aparecen un montón
de personas que tienen tu “misma identidad” (por que así lo ves al principio)?.
Pero después caes en consecuencia de que, por suerte, tus padres te eligieron
un segundo nombre (algunos tienen más) y te quedas más tranquilo porque si bien
hay un montón de personas con tu primer nombre y apellido, debe haber pocas con
la totalidad de tus nombres. Y ese segundo nombre que no soles usar, te
diferencia. Igual esta teoría queda media abatida en los instantes que aparecen
los clásicos y conocidos apellidos españoles… Tener los dos apellidos también
acorta la coincidencia, pero...
Dos ejemplos de
películas que se me vienen a la cabeza, relacionados con este tema. La primera
es la argentina, año 1998, Silvia Prieto.
Cuando la protagonista se da cuenta que existen más mujeres con su nombre, le
agarra un ataque de curiosidad (y bronca) y no parara hasta reunirlas a todas,
entre otras cosas, ya que Silvia no estaba pasando un buen momento en su vida,
buscaba cambios y encontró “espejos”. La segunda es, por supuesto, Terminator. La maquina busca en la guía
telefónica a todas las Sarah Connor para matarlas, -por no saber el segundo
nombre-, pero se le escapó una, la protagonista, por supuesto.
Para aquellos que
se rehúsan a poner dos nombres o los dos apellidos a sus hijos… Piénsenlo bien.