viernes, 8 de mayo de 2015

La Luna de testigo

Me di vuelta y estaba la luna a plena luz del día. Redonda y en lo más bajo, estaba camuflada en el cielo azul y despejado de la mañana soleada. Imperante frente a la ciudad, marcando territorio, alegando que son pocos los afortunados que la ven, que algunos pocos saben que está ahí, que muchos no se imaginan que nos está observando atentamente, que en un rato partirá. La luna, testigo de momentos inolvidables. Contemplarla aunque sea unos segundos de imprevisto alegra el momento. Solo el momento. Luego le doy la espalda y sigo la marcha. Me ve partir. Sé que está ahí, deseando que tenga un buen día. Deseándole lo mismo, fugazmente, me olvido del  momento. 

1 comentario:

  1. ¨Luna lunera, cascabelera...¨. Hay qué mostrarle el culo a la luna llena y pedir tres deseos... Probamos??

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