Hay ruidos extraños en la Catedral
Metropolitana, San Martín no puede creer lo que le hicieron a su cara!!! Es preferible la imagen del obelisco sin punta antes que ese escrache “creativo”. ¡Perdonalos,
no saben lo que hacen!
sábado, 26 de septiembre de 2015
jueves, 24 de septiembre de 2015
Carta a Borges
Querido
J.L.B.,
Me
puse como meta leer El aleph, Historia universal de la infamia y Ficciones, ya que eran las tres obras
que se encontraban en la biblioteca de mi madre. Semejante objetivo casi
finalizado, porque aun me cuestan tus Ficciones
fue comparado con subir el cerro San Antonio de Piriapolis en pleno febrero en
un día maravilloso con más de 30 grados y con remera negra para variar y absorber
el divino calor, pero con final feliz (buena vista, torta frita y juguito). Esto
se me ocurrió ya que, inevitablemente, paso todos los días por la puerta de la
ex biblioteca nacional donde fuiste director por 18 años, ya prácticamente ciego.
Si tendrías la oportunidad de caminar por la incómoda y rotosa calle México en
San Telmo con tu ceguera sería más que traumático aunque, en realidad, es paradójica
la cuestión ya que ahora el edificio es el Centro Nacional de la Música y
allí se suele juntar la Banda Sinfónica de Ciegos.
PD:
Mientras
leía parecía que me contabas esos cuentos con tu característica voz tan pausada,
y leer otros volúmenes de tus obras quizás sea parecido a escalar el Everest. No sos para nada fácil, aun así entiendo la admiración
que tenían las hermanas Ocampo y tu fiel amigo Bioy por vos. Debo comunicarte
que toda esa zona y alrededores puede que ya no se parezca mucho o en
casi nada a todo lo que viviste y recorriste.
La señora de pantalones verdes
Un día, como todos los días de la semana, bajé del colectivo
que me deja para ir al trabajo y ví que una señora de pantalones verdes de tela
me pasaba corriendo por al lado. Nada fuera de lugar. Al día siguiente, misma situación,
en el mismo horario, la misma señora, mismo pantalón corriendo hacia el mismo
lado. Sí, de repente me sentí como en Truman
show. Por suerte, días después entendí que va corriendo hacia otra parada
(en la otra cuadra) de otra línea de colectivos que siempre viene detrás del
cual bajamos. Ahora cuando la veo correr desesperada hacia el otro bus le deseo
que llegue a tomarlo, pero no siempre el semáforo la ayuda.
¡Corra, señora de
pantalones verdes, corra. No deje que se le escape, you can do ittt!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)