Murió Gabo, Gabito, mi escritor
preferido. Aquel que conocí hace muchos años en el colegio gracias a Lily, la
alocada profesora de lengua y literatura. Primero nos hizo leer El coronel no tiene quien le escriba, para
familiarizarnos con este gran personaje; aun recuerdo ir al parque Centenario a
comprarlo; pero después vino el golpe bajo con la tremenda historia de vida de
Sierva María de Todos los Ángeles, “la niña de cabellera esplendida que medía veintidós
metros con once centímetros”. Del amor y
otros demonios, una novela poco comentada a la hora de ejemplificar por los
medios de comunicación, pero que en casa, tanto mamá como hermana compartíamos
de haber leído. Crónica de una muerte
anunciada fue la tercera que leí, ya que fue la elegida por Lily para que
mi hermana leyera en el colegio, ahí me di cuenta de que no iba a poder
esquivarlo nunca más. Pero había una novela, una que quería ser leída, pero no
sucedía, hasta que el momento se presentó cuando el tío Salva me la regaló, ya
que no se la llevó con él de vuelta a España, sino que me la dejó (aun conserva
dentro el ticket donde solo le quedó impreso “Aeropuerto de Asturias”) para
marcarme el camino y comprender que este escritor sería el que yo tendría en la
cabeza ante la inminente pregunta… ¿Quién es tu escritor favorito?. De ahí en
más y poco a poco, la colección en la biblioteca se fue ampliando, si bien
faltan algunos, los primordiales, los principales, están ahí siempre esperando
que los vuelva a leer, analizar, subrayar.
Para siempre nos quedará la familia
Buendía, el famosísimo coronel y sus treinta y dos levantamientos fallidos, además
de sus 17 hijos de diferentes mujeres; Rebeca que comía la tierra húmeda y la
cal de las paredes; cómo un día Remedios, la bella “ascendió”; el inocente
Santiago Nazar y sus tripas en sus manos; el insistente y eterno amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza… Toda esa gente y mucha más, pero nadie olvidará donde
todo inicio, ese lugar maravilloso denominado Macondo. Pero ¿vivió lo
suficiente para terminar de contarla?
Gracias por
hacernos imaginar y disfrutar tanto.
Cuando Salva me dijo que habia muerto Gabo, lo primero que me vino a la cabeza fue ese libro comprado en asturias, escrito por un colombiano, y regalado a una argentina....
ResponderEliminarLo segundo fue hacerle un pequeño epitafio en forma de homenaje en mi facebook (que te lo copio)
"Hoy, quienes fuimos complices lectores del realismo mágico, descubriendo Macondo, aprendiéndonos de memoria el arbol genealógico de los Buendía, sumergiéndonos en las historias de coroneles, putas y otros personajes, todos, todos aquellos que leímos a Márquez, nos hemos quedado un poco huérfanos.
Hasta siempre Gabo!"
Te quiero Barbi. Mucho.
Ya dijiste todo Barbie. Gabo fue como un tío viejo que teníamos en casa y nos contaba historias maravillosas, que nos llenaban las tardes de magia y comunión. Gracias por estar ahí, donde seguirá por siempre.
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