sábado, 28 de junio de 2014

¿Fantasía o realidad?

Fuimos a comprar un perchero. Pero volvimos a casa con una lámpara y un perrito. Por el costadito. Del abandonado hospital que pareciera que no se merece otra fachada en pleno barrio paquete de la ciudad, semejante mole marrón que parece un orfanato o templo de monjas abandonado de esos donde se tejieron historias horribles que nadie quisiera oír. El perchero era blanco, pero era incomprable. No era aceptado por mi intuición. La lámpara parecía de nuestro estilo y sí era aceptada por mi billetera. El perrito era blanco color perrito, no color perchero de madera, y hacía días que esperaba allí, en la veterinaria que está en frente del orfanato, del hospital, por eso volvimos por la calle del costadito. El perrito parecía bueno y contento, pero resultó ser insoportable y su nombre era Oportuno, aunque había días que era bastante Inoportuno. Quizás por eso no nos soportaba. Camino a casa, un pasaje no precisamente salido de una ciudad de Europa, pero un pasaje silencioso para regresar, con viviendas recicladas y un perdido local de decoración, más adelante, unas parrillas para hacernos acordar que no es precisamente Europa y que acá se come toda la vaca.   

1 comentario:

  1. No entiendo... Tuvieron un perrito y lo devolvieron?? Era un perrito perchero?? ja! Es un perchero con forma de perrito?? Mmm... era incomprable el perchero e insoportable el perrito?? Para que compraron un perrito si precisaban un perchero???

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