Querida Victoria: sabrás
de mi fanatismo sobre tu persona. Debo decirte que estuve en Mar del Plata principalmente
para conocer tu casa de veraneo. Tremenda desilusión me llevé al no ver toda la
casa amoblada con tus cosas y llena de dibujos de niños por todas las paredes. Ahí
mismo me enteré que habías pedido que rematen los muebles luego de tu desaparición
física para mantener la casa de San Isidro. Por suerte, algunas personas que
los han adquirido, los donaron para que se queden en su lugar de origen. Antes
de retirarnos, tomamos un té con unos riquísimos scones.
P.D.: también este año conocí,
solo la planta baja, tu controvertida casa de Palermo que paradójicamente está
a 5 cuadras de donde vivo.