domingo, 6 de febrero de 2011

M al cubo: Marta Minujin en el M.A.L.B.A.

Cuando dijeron que se haría una retrospectiva de esta artista -que cuando era chica creía que era la reencarnación de Van Gogh (no creo que sea la única que tenga ese osado pensamiento, o algún sentimiento similar)- en el Museo de Arte Latinoamericano, me pregunté qué se expondría, puesto que Marta es conocida por hacer “obras efímeras”, bien vanguardistas, donde era común en una época prender fuego los objetos expuestos, o éstos tenían como finalidad ser llevados por el público. Pero a Marta no sólo se la conoce por esas extrañas coloridas formas acolchonadas, o porque le “pagó” la deuda externa a Andy Warhol con maíz argentino. Marta es más que todo eso, es una caja de sorpresas que si no tenes idea sobre su trayectoria artística y todo lo que representa, ésta muestra es, fue y será una ocasión especial para meterse en su mundillo.

No sólo de “acciones extravagantes” se vive

El recorrido por el museo se presenta respetando la temporalidad de las manifestaciones de la artista, pero a su vez, llega a marear, lo cual, es a propósito para que la gente viva y entienda la idea artística de Marta. Para empezar, por supuesto, se encuentran obras hechas con técnicas mixtas del tipo “informalista” bien sesentonas (no sólo con pintura, sino una mezcla de objetos que hacen relieve, como la madera y el cartón), típica creación de los principios de todos los artistas… Hasta que se revelan y queman colchones como fue uno de sus conocidos actos. También presenciamos dos extravagantes, podríamos decir, instalaciones: una donde el visitante puede participar, metiéndose dentro de un gran cubo armado con, obviamente, colchones; y la segunda es una instalación/representación de un cuarto donde hay dos personas durmiendo y van “accionando” acorde a lo pautado (asumo, guionado por la propia Marta), por ejemplo, el masculino se puede levantar y vestir, mientras el sujeto femenino sigue descansando, también hay un momento donde se besan, y así sucesivamente, mientras el espectador observa estupefactamente…
Antes de dirigirte a otra sala, hay un video en una mini pantalla donde aparece la simpática Marta dando mensajes de aliento para que sigas viendo y disfrutando de todo lo que hay alrededor. Como si la artista estuviese monitoreando todo lo que sucede.
Para sorpresa de muchos, en el andar de la exposición, vemos muchas fotos y videos de los famosos happenings (La Menesunda y Simultaneidad en simultaneidad) y las conocidas obras fugaces que Marta supo conseguir: una de ellas Carlos Gardel de fuego que incendió en la Bienal de Colombia, haciendo alusión al deceso de éste en ese país; El Partenón de libros, toda una gran estructura llena de textos prohibidos en la dictadura; El obelisco acostado y El obelisco de pan dulce. En estos últimos tres, la gente participaba, llevándose parte de la obra o acudiendo en su interior.

A su vez, como todo “multiartista”, Marta no sólo hace cosas “raras” ni se comporta de modo extraño haciéndonos creer que está loca del remate. Esta representante artística de nuestro país a nivel mundial, nos sorprende con unas esculturas bastantes simbólicas que cuando las vemos en la caja de algún medicamento para el dolor de cabeza o en la entrada de un sanatorio conocido de la ciudad, quizás dudemos que sean de Marta hasta comprobar lo contrario. Marta usa las figuras helénicas de Apolo y Afrodita y las corta en partes, porque para ella, las personas tienen múltiples personalidades.

Palabras mágicas para una frase contestataria: ¡Arte, arte, arte!

Marta huye de toda categoría, les escapa a los teóricos y sorprende con su ambivalencia; por momentos se muestra alocada, y en otros está bastante segura y cuerda de lo que hace, dice y representa. Marta es libertad y vorágine. Marta es complicada para explicar, pero simple a la vez. Marta ya no quiere vernos de frente con esa mirada punzante que podemos observar en muchas fotos del pasado, ahora sólo tenemos que bastarnos con creer que nos mira (o no) detrás de sus anteojos de turno.
Asistir a la muestra presentaba una decisión dudosa, respecto a cómo se expondría el contenido, pero realmente sorprende todo lo que tiene para revelar y enseñar a todos aquellos que no conocen en profundidad su obra. Esta retrospectiva hizo que el museo se quedara chico, espacialmente hablando, porque había tantas cosas para exponer que, con tanta gente, se hacía imposible caminar y ver detenidamente. El recorrido era tan desopilante y cargado que lograbas perderte, como hace Marta cuando habla, aunque todo lo resume con una palabra al cubo.

4 comentarios:

  1. Encotraste las mejores palabras para describirla, es muy linda la entrega que le pones a cada nota, eso es una de las tantas cosas que me encantan de tu persona!!!!

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  2. No estoy segura si fue finalizando la década de los 70 o principios de los 80, fuimos con Mimi y una amiga de ella (no estoy segura pero creo que era Adelma) a la tradicional "Feria de las Naciones" en el Predio Ferial de Palermo. Yo estaba alucinada con tanta bandera, con tanto estilismo un pelin kirsch de las promotoras de paises desconocidos, mientras una fila interminable se acercaba a un stand de "tango argentino" con el siempre recordado gordo Bergara Leumann (malhumorado como siempre escupiendo puteadas por su boquita de angel) firmando autografos a 4 manos.
    Me acuerdo también que la entrada era gratis porque era el último día (por eso fuimos, porque era gratarola) y como todo ultimo día nuestra visita rauda y veloz transcurría simultánea al vertiginoso trabajo de los que desmontaban la muestra.
    A la salida, con mis apenas 9 o 10 años, tenía la sensación de haber recorrido el mundo en 60 minutos... olo las banderitas y el kilo de papeles que me llevaba a casa (el sindrome de diogenes creo que va en los genes) me habia llamado la atención... hasta que de repente... LA VI y LO VI... mientras esperabamos el 39 (que antes paraba justo en la entrada de la ochaba) Un pirada de flequillo rolinga rubia platino con gafas estilo aviador desmontando un obelisco gigante... Y DE PAN DULCE...
    Menudo impacto visual me provocó Martita Minujin... Luego de mas de 30 años sigo recordando esa imágen subrealista pero tan potente que jamás pude olvidarla en mi vida.
    ¡Viva el arte!

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  3. Ups!!, es verdad!!, cuanto tiempo pasó, y que memoria taurina nena!!, Dios te la guarde!!!, viste que no te llevaba a cualquier lugar... fuimos a la Feria de las Naciones, al Sheraton, A ver a Menudo (esa me la debes...), al cine de Hurlingham a ver Las aventuras de Tom y Sherry...
    Basta!, cuantas cosas lindas!!!, no había internet, y había que despabilar un poco...
    La muestra de Marta, (la llamo así porque es nuestra, muy nuestra) embajadora por donde quiera que vaya, me envuelve en una especie de viaje en el tiempo, donde la vida se ve en blanco y negro, pero ella con toda su furia le dió ese colorido auténtico que solo puede darle a la vida, una artista como ¨La Minujin¨.

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  4. Se ve que la admiras, para mí aún no demuestra talento.

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