viernes, 7 de septiembre de 2012

La sensibilidad y Piriápolis


Los días nublados ya no me representan algo feo ni negativo, sino todo lo contrario. Cuando miro al cielo abierto y éste está gris o con el sol queriendo aproximarse a través de las nubes, automáticamente me recuerda y me transporta a los días no playeros que vivimos en Piriápolis. Gracias al “mal clima”, hicimos excursiones y conocimos lugares que quizás no hubiésemos visitado por quedarnos en la playa. Lo más “extraño” fue la coincidencia de haber vuelto a Casa Pueblo en un día muy lluvioso como lo hice en el verano del ´99 (el primer verano de los tantos que veraneamos en Punta del este). Es decir, que 13 años después estaba viviendo la misma situación: viento y lluvia en un contexto increíble.

¿Y qué se hace en un día así? No solamente andas de excursión con paraguas en mano, embarrándote las zapatillas y mojándote los pantalones gracias a los charcos, sino que te la pasas comiendo lo primero que ves en cualquier puestito. Churros y torta fritas nos esperaban al pié del cañón. Después, una linda siesta para relajar…

Por suerte, no todos los días fueron pasados por agua, ya que tuvimos playa y las famosísimas “medialunas calientitas” no se hicieron rogar… De cerro en cerro y de playa en playa (compuestas por río o por mar, dan igual, pues son maravillosas) vimos paisajes uruguayos que te invitan a querer volver más seguido. Hay mucho por andar y conocer en el camino entre Piriápolis y Punta del este, sabes que por un lado se encuentra Punta Ballena (con Páez Vilaró como el gran protagonista) y por el otro, las playas azules de Portezuelo; costeando surge Chihuahua (la cada vez más afamada playa nudista) y saliéndote un poquito del camino se hayan las vacas de Lapataia que “bailan” al ritmo del jazz; más adelante llegas a la gran península y su extravagante puerto, y ya pasando este paraje obligado, un poco de arte en un museo asombroso (el Ralli), para luego llegar al famoso puente ondulado de La Barra que suele ser una gran atracción para los turistas que andan en auto… 

2 comentarios:

  1. Mientras se esté con la compañía indicada todo está bien, no pasa nada si llueve porque siempre hay algo lindo que compartir, en estos casos nos hace felices tanto una media luna, un paseo por lo puentes, una caminata por la playa, un recorrido por un lugar paradisíaco... o lo que sea. Las vacaciones suelen ser maravillosas, especialmente cuando estás a gusto y con la gente indicada, en ese caso todos los paisajes son especiales para recordar con emoción.

    ResponderEliminar
  2. Noemí Casas Freire28 de octubre de 2012, 18:46

    No sé porque no salió mi nombre... pero lo anterior lo escribí yo.

    ResponderEliminar