viernes, 23 de agosto de 2013
Salida cultural…
Reivindicando a Melendi
Lo mismo me ocurrió este año en
poco tiempo. Empecé a escuchar a El cuarteto
de nos y a Melendi después de que
hicieron sus respectivos conciertos en Capital.
Del primero ya me expresé unas
entradas atrás, pero del segundo tengo que decir que, si bien lo conozco desde
que salió hace diez años aproximadamente, es ahora que me gusta escucharlo. El
bichito de la curiosidad apareció un día y no fue en vano. La intuición puede
sorprendernos más de lo que creemos. Es por eso que ahora disfruto de escuchar a
este asturiano que en su momento “visiblemente más fumón y rastafari” parecía más
del sur de España, por su estilo antes más rumbero, parecido al de Estopa en
sus sonidos, y que fue dejando de lado para ser más rockero/popero (escucharlo
nos remite, inevitablemente, a un mix arjonero y sabinero en la voz y en las
letras).
Ahora sí Melendi nos compró. Ramón
tiene dos voces y dos estilos que se alternan según el momento inspirador del
artista, ambos dignos de apreciar.
Por suerte, existe Youtube y las
ganas del músico por hacer tantos videos musicales. Tu jardín con enanitos te compra al instante.
domingo, 11 de agosto de 2013
La parecida diversidad y el voto obligatorio
La cantidad de
boletas en el los cuartos oscuros demuestra la disparidad de ideas y la
dificultad de encontrar una ideología en común que nos represente a todos.
Somos unos disconformes que no nos ponemos de acuerdo, además de que todos
quieren ser máximos representantes de las opiniones y los actos. Así estamos.
Así somos. Así seremos. Acá no hay azul y rojo, o blanco y negro, acá hay una
diversidad de colores pálidos que no convencen a nadie.
Mientras el voto
sea obligatorio, nos seguirán engañando, robando y habiendo corrupción. Cuando
el voto sea una elección, sabrán representarnos mejor, como se debe, de esa
forma, trataran de ganarse al posible votante para que vayan a votarlos.
Mientras tanto, la obligación y la mala representación siguen al frente.
Mientras tanto, ejercemos obligados el acto de ir a votar cada vez que haya que
hacerlo, creyendo que perdemos parte de nuestro tiempo. Si hubiesen propuestas,
buena predisposición, cero corrupción y más justicia, seríamos mejor como
sociedad e iríamos a votar de buena gana a quien realmente creemos que nos
representa. ¿Utopía?
Es increíble que
te multen “por no cumplir con la obligación cívica”. Si el voto no fuese obligatorio,
los políticos tendrían que trabajar duro para ganárselo. De esta manera
tendríamos buenos gobernantes y una mejor democracia. ¿Hasta cuando?
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