LA SALIDA dominical era ir temprano al
MALBA para ver la muestra de la lunática (por los lunares, no porque viva en un
neuropsiquiátrico) Yayoi Kusama, pero sigue siendo imposible acceder, ya que la
fila da vuelta la esquina, incluso con el museo aun cerrado. Increíble el
fanatismo artístico de la gente, por estos tiempos. Por lo tanto, así como
vimos el panorama que nos esperaba, nos marchamos derechito por la misma
avenida hasta llegar a otra gran institución del arte, el Museo Nacional de
Bellas Artes. Afuera había un cartel enorme anunciando “la obra adquirida por
el gobierno nacional”, la cual me dirigí a ver, pero nunca la encontré y
terminé presenciando dos muestras que se exponen allí. En la gran sala
restaurada para los temporarios estaba COLLIVADINO: BUENOS AIRES EN
CONSTRUCCION. Pio Collivadino (1869-1945) fue un pintor pos impresionista
argentino que reflejó, por un lado, el nacimiento de la ciudad como gran
metrópoli con sus altos edificios y, por el otro, los barrios marginados, la
fábrica y los trabajadores, La Boca y El Riachuelo con sus barquitos en las
orillas. Grandes pinturas donde vemos las pinceladas modernas, gracias a su
formación académica en Italia y la adquisición técnica de la novedad del
momento. En el segundo piso, donde llegas extenuado porque se accede subiendo
unas interminables escaleras, se suelen exhibir fotografías, pero en esta
ocasión se estaba exponiendo REVOLUCIONARIOS (de Ariel Mlynarzewicz), cuadros
enormes plagados de mal gastados óleos a propósito gracias a las “anchas
pinceladas” que se detallan más que la temática en sí por un motivo de
“rebeldía simbólica”. La idea del artista para retratar las figuras de los “revolucionarios
de América”, Don José de San Martín, Mariano Moreno, Simón Bolívar, Juana
Azurduy, Juan José Castelli, Manuel Dorrego, Miguel Martín de Güemes, Manuela
Sáenz, Bernardo de Monteagudo y Manuel Belgrano, resulta original, ya que debe
crear los retratos con una delicadeza extrema para lograr que la mezcla de
colores que usa convivan entre sí de manera “armoniosa” y de esa forma
encontrar a los próceres y las damas con mucha imaginación, previa vista a las
figuritas de Billiken o alguna que
otra fotografía de las pinturas que vemos desde la infancia. Me llamó la
atención que en la mayoría de las pinturas la gama de colores usada y la
textura empleada eran impresionantes, excepto por Madre de América, la más oscura y a la vez más simple de todas,
donde representa a Juana Azurduy. ¿No le agrada mucho el personaje o es sólo
una cuestión figurativa que habría que analizar? Se me ocurre que si fuera
vista por la presidenta le pediría que le agregue más luz.
No lo ví, pero tal vez todavía esté a tiempo... Igual Barbie por ahí tan sólo se le terminó el iluminador para esa obra y le dió fiaca salir a comprar... viste como es esto?, si no te sacaste las pantuflas y el shogging roto por la mañana, después... ya sabemos como termina el día... jajaa
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