sábado, 21 de septiembre de 2013

La muestra que no pudo ser y otras patadas

3 veces. 3 filas. 3 idas y 3 vueltas. 3 decepciones…
Me quedé sin ver la muestra de Yayoi. Esta exposición que superó todas las expectativas, no sé bien de quien, pero fue algo que leí por ahí. Puede sonar poco serio cómo lo digo, pero las notas en los diarios on line son cada vez más estúpidas con títulos que no concuerdan con lo que quieren decir o directamente incompletas… Por ende, evito perder el tiempo, ya que bastante tengo con las publicidades en Youtube antes de ver o escuchar algo que nos interesa. Es increíble el tiempo que nos hacen malgastar hasta que aparece el botón “omitir anuncio”. En fin, Yayoi seguirá siendo una desconocida para mí, y una conocida para muchos que probablemente no van casi nunca a un museo que le pusieron “la re onda” para hacer la fila para entrar al establecimiento. Le pones mucha onda = entras. Le pones poca onda = te vas/te la perdes/fuiste.
Extrañamente, no tuvo “alargue” como otras muestras que sí extendieron. Quizás había una cuarta posibilidad de mi parte, pero es demasiado para tratar de ir a ver una muestra. Increíble que el fanatismo de la gente interesada y desinteresada haya durado hasta el final. Me suena más a cholulaje que a erudición.

Me quedaré con las dos fotos tomadas junto a dos autos Smart (ese que está de moda acá, diez años después que en Europa, que sale carísimo como todo) tuneados para la muestra de esta excéntrica artista que, de paso, reflejan mi antes y mi después. 

1 comentario:

  1. Noemí Casas Freire7 de octubre de 2013, 6:14

    Tranqui cielito, lo que vale es la intención.
    Igual tampoco te perdiste de nada extraordinario, más bien no viste algo extra-ordinario...
    Si eso lo hace un niño de ocho años su madre seguramente lo reta porque gasta papel y acuarelas en cualquier cosa dejando manchadas las paredes, mesas, sillas o cualquier espacio blanco de la casa.y seguramente todo esa pila de ¨arte¨ iría a parar al tacho, o algún cajoncito escondido por la casa para no sentir culpa, sin embargo como fue hecho por la drogona y loca de turno de los años 60... en los cuales te filtrabas un poquito de cualquier ácido de moda, veias el mundo en colores y a lunares (no te cuenta si todo eso lo plasmabas en el medio de las calles de NY, en bolas y a los gritos) o en series como el archisorete de Warholl que coleccionaba pelotudeces, las cuales mejoraba un toque (mejor dicho la gente que mantenía drogada en la FACTORY) y lo veían como el rey del arte pop, cuando para mi gusto era sólo un botellero fashion que sabía explotar la imaginación y ganas de crecer de los demás, mientras el hacia maldades y robaba con las serigrafías chotas de la gente chota de turno y que ahora se hacen por dos mangos... Nada más verdadero que ¨Hazte la fama y échate a dormir¨.

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