jueves, 20 de junio de 2013

Mal acostumbrados a los finales...

Cuando una película termina con un final que cierra la historia, se gana un punto más en la valoración que le podemos dar. Pero cuando miras una película que no cierra, y no tiene EL FINAL, te preguntas ¿por qué perdí horas de mi vida mirando ésto? A veces el final, hace que te guste la película, sin que te haya gustado…

Ya no pasa solamente en las “típicas” películas francesas, últimamente, lo vemos en films de otros lados del mundo. Las historias de las películas son el fragmento de algo en particular. Por ejemplo, Greenberg con Ben Stiller, trata sobre su “pos depresión”, pero tiene una luz de esperanza al final de la película, donde te lo tenes que imaginar.
 
Un ejemplo de final donde queres ver más, pero ya fue suficiente, porque la película dura casi 4 horas es Lo que el viento se llevó. El protagonista se cansa de la co-protagonista, la abandona y ella "pensará lo que hará... mañana". Un final formidable...
 
Pero ¿a quién no le gusta que las películas cierren? o ¿a quién le gusta que las películas no cierren?

Casos ocurrentes que me ha tocado ver (y comenté aquí) Kid Thing (USA) y Everybody in our family (Hungría)…

Lo malo de todo es cuando las películas cierran y, de repente, le abren el final para hacer patéticas e interminables secuelas…

Es decir, hay varios tipos de finales a los cuales nos debemos enfrentar y eso le da un condimento especial a la sensación de ver una película: los que cierran, los que no cierran, aquellos que gustan, aquellos que no gustan, los finales felices o los infelices (como Titanic) y los fantasiosos y los realistas, entre muchos otros más.

1 comentario:

  1. ¿Cómo que no hay comentarios? ¿Dónde fue lo que escribí???

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