Botero,
boterito...
Algunas veces ir
al museo con
ganas de ver una muestra nueva puede resultar decepcionante. Pero ir con el más
llano desinterés, puede tener buenos resultados. Es decir, que la expectativa a
veces nos juega en contra, porque es más lo que pretendemos que lo que vemos.
Por ejemplo, la muestra sobre las obras de Caravaggio y sus seguidores,
prometía más de lo que se esperaba. Como un buen trailer, es decir, con mucha
difusión por todos lados, se vendió bien, pero no fue gran cosa. En
cambio, la exposición de dibujos en tela y papel del gran artista Fernando Botero se
presenta interesante y la curaduría -como tiene que ser- está bien organizada y
ordenada. Botero es conocido por sus personajes de gran volumen, y
está más allá de hacer cumplir las reglas de las perspectivas en sus dibujos.
Errarle a esta gran formalidad, en Botero, queda bien, de hecho, es
simpático.
Lamentablemente, nuestro
querido M.N.B.A. estaba falto de folletos, ese paretexto que acompaña la
muestra y que uno se lleva de recuerdo. "Boteros" hay en todas
partes del mundo, y nosotros, por suerte, tenemos uno en Parque
Thays (al lado de la facultad de derecho en Recoleta, en
diagonal al museo). Ese gran torso de hombre desnudo se encuentra allí
emplazado, recibiendo los cachetazos del salvajismo vándalo y, luego, la
limpieza de otros que sí les importa y respetan el arte.
Locos por John
Ciudad emergente se
hace todos los años en el C. C. de Recoleta, y dura 5 días. Hay muestras,
conciertos, conferencias, stand-up, historietas y otras cosas. Pero este año,
lo que más prometía, era la muestra de fotografías conocidas e inéditas que Bob
Gruen le tomó a John Lennon. La sala Cronopios, nunca, pero nunca, reunió tanta
gente junta en su interior. En su momento, la muestra de León Ferrari había atraído
un montón de público, pero se hacía fila para ingresar a la sala y, en este
caso, no fue así. ¡Era enorme la cantidad de gente fanatizada por ver y sacarse
fotos con las imágenes de Lennon! Querían inmortalizarse en lo inmortalizado.
No cabía un alfiler, y seguía entrando gente. Gente sola, gente acompañada, con
niños, con cochecitos de niños, gente con cámaras, gente anonadada y eufórica
como si nunca hubiese visto una foto de John Lennon. Miles de fotografías
estaban emplazadas desde arriba hacia abajo en las paredes de la
gran sala que rodeaban a las personas exaltadas.
Espero estar a tiempo para no perdérmelo. Gracias por avisarme!!! Igual te quiero.
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