lunes, 24 de junio de 2013

Salida cultural

Botero, boterito...
Algunas veces ir al museo con ganas de ver una muestra nueva puede resultar decepcionante. Pero ir con el más llano desinterés, puede tener buenos resultados. Es decir, que la expectativa a veces nos juega en contra, porque es más lo que pretendemos que lo que vemos. Por ejemplo, la muestra sobre las obras de Caravaggio y sus seguidores, prometía más de lo que se esperaba. Como un buen trailer, es decir, con mucha difusión por todos lados, se vendió bien, pero no fue gran cosa. En cambio, la exposición de dibujos en tela y papel del gran artista Fernando Botero se presenta interesante y la curaduría -como tiene que ser- está bien organizada y ordenada. Botero es conocido por sus personajes de gran volumen, y está más allá de hacer cumplir las reglas de las perspectivas en sus dibujos. Errarle a esta gran formalidad, en Botero, queda bien, de hecho, es simpático.
Lamentablemente, nuestro querido M.N.B.A. estaba falto de folletos, ese paretexto que acompaña la muestra y que uno se lleva de recuerdo. "Boteros" hay en todas partes del mundo, y nosotros, por suerte, tenemos uno en Parque Thays (al lado de la facultad de derecho en Recoleta, en diagonal al museo). Ese gran torso de hombre desnudo se encuentra allí emplazado, recibiendo los cachetazos del salvajismo vándalo y, luego, la limpieza de otros que sí les importa y respetan el arte.
 
Locos por John
Ciudad emergente se hace todos los años en el C. C. de Recoleta, y dura 5 días. Hay muestras, conciertos, conferencias, stand-up, historietas y otras cosas. Pero este año, lo que más prometía, era la muestra de fotografías conocidas e inéditas que Bob Gruen le tomó a John Lennon. La sala Cronopios, nunca, pero nunca, reunió tanta gente junta en su interior. En su momento, la muestra de León Ferrari había atraído un montón de público, pero se hacía fila para ingresar a la sala y, en este caso, no fue así. ¡Era enorme la cantidad de gente fanatizada por ver y sacarse fotos con las imágenes de Lennon! Querían inmortalizarse en lo inmortalizado. No cabía un alfiler, y seguía entrando gente. Gente sola, gente acompañada, con niños, con cochecitos de niños, gente con cámaras, gente anonadada y eufórica como si nunca hubiese visto una foto de John Lennon. Miles de fotografías estaban emplazadas desde arriba hacia abajo en las paredes de la gran sala que rodeaban a las personas exaltadas. 

1 comentario:

  1. Espero estar a tiempo para no perdérmelo. Gracias por avisarme!!! Igual te quiero.

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