Te vi asomar por detrás del imponente
teatro Colón. Te miré feliz y un poco melancólica y admirando todo tu esplendor
luminoso te dije: “gracias por las maravillosas vacaciones que nos diste. Los momentos
inolvidables en la playa (no sé si aun me
recuerdas…) tienen precio (estadía e impuestos locales), pero la verdad
verdadera es que no, no tiene precio la paz que podes dar al regalarnos un día
agradable, un día lleno de luz, un día precioso, un día simplemente… soleado".
Febo asoma...! Me viene a la cabeza cuando leo esto tan hermoso, que sólo puede escribir alguien tan hermoso como vos. Vos sos mi sol. Te amo con toda mi alma.
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