En el último número de la revista ADN Cultura del diario La Nación que sale los días viernes hay una nota basada en la siguiente pregunta: ¿Por qué escribimos?
50 literatos dieron sus diferentes y muy variadas opiniones, mientras que yo también quisiera dar la mía.
La historia es así…
Me convertí en “blogger” (puesto que aun no hay medios que me brinden siquiera una columnita) para poder expresar a través de la escritura todo lo que siento, todo aquello que me gusta, también todo lo que me molesta y todo lo que pasa a mi alrededor. Escribo, principalmente, por una necesidad imperiosa de descargarme. Me siento feliz sintiéndome poseída en ese instante donde estoy sentada frente a la computadora pasando los “bocetos” hechos en un cuaderno de acotaciones que van surgiendo de la nada. Escribo porque me gusta el feedback, el “qué ocurrirá a continuación” (como se puede leer en la nota), es decir, las respuestas de “mis lectores” dando sus distintas perspectivas sobre los temas en cuestión. Escribo por placer y por necesidad de autorrealización, no por necesidad monetaria, porque aun no me pagan, aunque lo seguiría haciendo con gusto también. Me sucede exactamente lo mismo que el escritor que comentó: “Escribo porque mi cerebro se comunica mejor con mis manos que con la lengua”.
Varios autores coinciden en algo particular:
“Escribo porque no sé hacer otra cosa”.
“No sé hacer otra cosa, no sabría vivir de otra manera”.
“Escribo para disimular la incapacidad de hacer cualquier cosa”.
“No hay muchas cosas que sepa hacer”.
Podemos vislumbrar y decir que la escritura ha salvado a más de uno…
En la nota aclaran que la pregunta ¿Por qué se escribe? es incómoda. No veo tal inconveniente, al contrario, es una excusa más para escribir. Es como preguntar, ¿por qué se pinta?
Recomendación
- Si tenes cosas para decir y no sabes cómo hacerlo, escribí.
- ¿Queres escribir algo, lo que sea? Sentáte a escribir.
- ¿Hace mucho que no escribís? Empezá de una vez.
- Escribí hasta el cansancio.
- Escribí hasta que se te agoten las ideas.
- Escribí hasta que no tengas más tinta en la lapicera.
- Escribí porque sí.
- Escribí en cualquier momento, donde quieras y como quieras, en y con el soporte que más te guste: lapicera, lápiz o pluma, en una maquina de escribir, en una hoja de cuaderno, en servilletas, en papel higiénico, rollos de cocina, en la PC, hasta en la pared si te da la gana.
No quiero sonar evangelista ni nada por el estilo recomendando a la gente que vaya a escribir, sólo que es un acto pacifico y liberador que quizás a más de uno le venga bien y descubra, tal vez, ciertas cosas escondidas en su interior.
¡Buena suerte y buena escritura!