"Yo no vengo a decir un discurso"

Es el título del nuevo libro de Gabriel García Márquez donde se encuentra una selección de los discursos más importantes que ha brindado el novelista, en ocasiones especiales, a lo largo de su vida. Por qué empieza a escribir, su pasión por el periodismo y el cine, su preocupación por America Latina, la ecología y la sobrevivencia de las cucarachas, la mala ortografía y algunas erradicaciones, sus amigos y su tierra, Colombia, son algunos de los temas que fueron pronunciados en diferentes actos: como en el día que obtuvo el Premio de Novela Rómulo Gallegos; también cuando recibió el gran premio Nobel; asimismo, en la inauguración de la sede de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano en Cuba; y en el último de los eventos, donde la Academia de la Lengua lo conmemora con una edición especial de Cien años de soledad por sus cuarenta años. 

Nunca digas nunca

Una de las cosas que hay que remarcar de la lectura, es la paradoja que se pronuncia -tanto de la mano del escritor como del editor- en varias páginas. García Márquez tuvo que aceptar dos cosas que prometió no hacer jamás, pero que lo seguirían como condición por ser uno de los escritores más famosos en el mundo: recibir un premio y decir un discurso. Veamos, el autor tiene muchos reconocimientos y, encima, este libro es un compilado de ese tipo de enunciados. Es el precio que hay que pagar por negarse a decir o hacer lo que uno no quiere… De igual modo, no le fue tan mal. Como siempre, es la ley de Murphy que nos atosiga invisiblemente.

Este es un libro muy ameno, porque se lee rápido y, además, posee pocas hojas; es entretenido, porque cuenta anécdotas e historias que la humanidad debe tener en cuenta; es fantástico, porque se escucha el estilo -de escritura y de relato- del autor mientras leemos cada uno de los discursos. Es indicado para aquellos que nunca leyeron nada del novelista colombiano; es perfecto para aquellos que no les gusta leer; y es recomendable para todos, especialmente, para esos que se niegan a leer impresiones en letra pequeña.

¡Larga vida al maestro!