miércoles, 24 de noviembre de 2010

Visitando el museo

La celebración del nuevo feriado patriótico declarado por Khristies, debido a la defensa de la Soberanía, la Vuelta de Obligado, el héroe que fue Rosas en ese momento, San Pedro y todo lo que incluye, me inspiró inconscientemente (porque no lo relacioné en lo más absoluto) a ir al Museo Histórico Nacional ubicado en Parque Lezama (San Telmo), llamado así por el dueño de la casa que luego donó para ser museo y la misma historia de todos lo que hicieron lo mismo tan amablemente.
Obviamente que la visita como espectador de primer orden me hizo pensar varias cosas que enumeraré a continuación. Primero: Se ve que después del vergonzoso robo del reloj de Belgrano se llenó de agentes de seguridad, tantos que incomodaba caminar. Segundo: ¿Por qué dejar el bolso si todo está dentro de vitrinas y alarmas? Ni siquiera habiendo tantos vigilantes garantizaban que mi morral o algún objeto del interior fuese robado, menos con el antecedente nombrado en el primer punto. Paradójicamente, me sentía insegura adentro del museo. Tercero: En vez de usar las paredes como pizarrón para que la gente deje su “huella de pertenencia en la historia” y se sienta parte de la institución, ¿no es mejor colgar alguna foto, pintura, bandera o banderín, o añadir algún texto relacionado a lo que se está viendo, o lo que sea para que tenga que ver con un museo, supuestamente, serio? Cuarto: Cuando fui con el colegio primario -hace muchos años- me pareció ver más elementos históricos, como el famoso sable que San Martín le otorgó a Rosas. En esta ocasión no lo encontré, y se me pasó preguntar si estaba equivocada o no. Quinto: Es una enorme mansión para no haber visto nada, quizás está en restauración o, tal vez, tenemos que conformarnos con los límites establecidos para la visita (no se podía acceder a algunos lugares, por ejemplo, una escalera que desciende, la cual sospecho que allí encontraría más elementos expuestos). Sexto: San Martín es el padre de la patria… Y del PhotoShop. Quizás con bastante precisión, podemos llegar a la conclusión de que este personaje ha tenido más retoques que Susana Giménez en las revistas. En todas las pinturas está completamente diferente, más lindo y con notable cirugía de nariz.
En fin, del museo puedo decir… “Todo muy lindo, pero un domingo así no paso”. Me desilusionó un poco, por suerte está Puerto Madero cerquita que nos invita a caminar y reflexionar.
Mil preguntas: ¿Dónde están los rastros historiográficos, fotos, estampillas de Billiken y objetos de los demás próceres? ¿Qué pasa con el lugar donde estaría el reloj de Belgrano? ¿Qué problema tiene el museo? ¿De qué me estoy perdiendo saber?
Si usted sabe qué pasa con el museo, por favor, hágamelo saber para calmar la decepción.

3 comentarios:

  1. GENTE DE VERDAD, DONDE SE GUARDARON LAS DEMAS COSAS?? ETARIA BUENO QUE SE COPEN Y LAS SAQUEN DEL CUARTITO ESCONDIDO DEL SOTANO!!!

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  2. Ay Jesusa eso es trabajar!!, no ves que no tengo ganas de ponerme a limpiar la historia...
    Todo eso debe tener cierto mantenimiento... y eso de estar limpiando tanto bronce, y dale que te pego todo el día con la franelita viste... eso no es para gente como uno... mejor escondamos los recuerdos bajo la alfombra, no vaya a ser que todavía llegue algún visitante y reconozca algún objeto como propio... algo que misteriosamente desapareció de su más preciada colección de objetos historicos...
    A ver, reflecciones un poco...

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  3. Es decir, cosa de argentinos, bah...

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